“Estrago”: denunciaron penalmente a dos intendentes bonaerenses por las inundaciones. La presentación fue realizada por productores en la Fiscalía N° 2 de la ciudad de Trenque Lauquen contra Daniel Stadnik de Carlos Casares y contra María José Gentile, de 9 de Julio. Dicen que hubo omisiones y presuntos incumplimientos de los deberes de funcionario público.
En alusión a esta noticia, el presidente del Concejo Deliberante de Rivadavia -Jorge Pablo Rosolen- se refirió y contó algunas situaciones que se vivieron aquí con Stadnik en las inundaciones que soportó nuestro distrito.
En el año 2001 Rivadavia en el marco de una pueblada rompimos los tapones que derivaban las aguas hacia el bajo de Vidania para aliviar la situación desesperante en que se encontraba nuestro distrito debido a la enorme masa de agua que traía el río V y que amenazaba con desbordar el canal que conduce el agua a la laguna de Cuero de Zorro. A los dos días de ese hecho, recibo un llamado por teléfono de la Municipalidad de Rivadavia, del otro lado de la línea estaba Petete Milani que me pide que vaya con urgencia “Nos acaban de avisar que llegaron máquinas de Hidráhulica para cerrar la brecha en el lugar de los tapones y Sergio (por Buil, el intendente) anda por la zona de González Moreno recorriendo el agua y no podemos comunicarnos con él. Por qué no vas a ver si podés hacer algo para que no tapen el canal”.
“Petete, yo no soy funcionario, no sé como me arrogo esa autoridad” le contesté. “No tenemos a quien mandar, están todos en González Moreno” me remarcó Petete.
Luego de un intercambio decido aceptar y salgo hacia el lugar acompañado de «Cepillo» García. Cuando llego, a la vera de la ruta estaba montado todo un operativo policial que no permitía a nadie ingresar al campo. Me presento ante el jefe del operativo, allí les explico que mi mandato «era el representante municipal» y que llegaba porque en América se estaba preparando un contingente de gente para parar las máquinas que querían tapar el canal. El jefe del operativo era un comisario de apellido Iglesias, que enseguida se dio cuenta que lo que yo decía no tenía mucho de verdad pero en un acto muy loable me dice: “Pase, yo lo voy a acompañar a ver qué se puede hacer. Busquemos un vehículo para entrar al campo”.
En el lugar estaba Armandito Bahtis, con quien yo había estado charlando cuando llegué al lugar y él se ofreció a llevarnos. Así que arrancamos hacia el canal del río, el comisario Iglesias, Armadito y yo. En el camino el comisario lo llamó por teléfono al Gobernador y este le dio mandato para que resolviera como mejor considerara, pero eso yo no lo supe hasta un rato después.
Llegamos al lugar donde estaban dos retros preparando tierra para realizar los tapones. Nos bajamos, yo pregunté por la persona a cargo del operativo y me llevaron a ver al jefe que nos recibió muy mal. “Le pido por favor que pare el operativo hasta que se reúna el comité de cuencas con los intendentes a la cabeza. Mañana hay una reunión en Trenque Lauquen con todos los jefes comunales de la región y allí se va a decidir qué hacer”.
El ingeniero de Hidráulica me dijo que no a los gritos, que él estaba ahí para tapar y que no iba a parar hasta «hacer un tapón que ni Cristo va a poder sacar». Todo dicho de muy mala forma y a los gritos. La situación se puso tensa y en ese momento interviene el comisario Iglesias y le dice “Acabo de hablar con el Gobernador y usted para las máquinas ahora hasta mañana que este tema se resuelva en la reunión que el señor le acaba de contar”.
Así se paró el operativo de tapar el canal, lamentablemente a las 48 horas los tapones se repusieron. El ingeniero del operativo de Hidráulica de la Provincia de Buenos Aires que repuso los tapones era el ingeniero Stadnik, el actual intendente de Carlos Casares.
La segunda historia transcurre en el año 2016 cuando otra inundación arrasó Rivadavia
Una de las lenguas de agua que hizo estragos en ese febrero de 2016 fue la nueva cuenca que se abrió desde Villegas producto de la apertura de las rutas 188 y 226 para que el agua corra hacia Rivadavia.
Cuando fuimos a la zona entre Los Laures y El Naranjo a ver la legua de agua que se acercaba a Rivadavia, descubrimos un enorme talud de tierra en un campo particular que hacía que el agua, en vez de escurrir libremente, se la dirigiera a la laguna de El Naranjo para que entrara en Rivadavia. Cuando entramos a ese campo particular, el encargado nos dijo “Hace unos días vino una empresa a hacer el terraplén y el ingeniero a cargo era una tal Stadnik”.
Esa masa hídrica entró a Rivadavia haciendo un desastre mayúsculo, y no solo a nosotros; arrasó también Trenque Lauquen, llegando hasta el complejo de lagunas de Hinojo-Las Tunas. La labor de las autoridades del vecino distrito en ese proceso es materia de otro capítulo. El agua tardó 30 días en arrasarlo todo.
Y hay una tercera historia de estas características en relación con Stadnik y Rivadavia
Esto lo digo siempre en el marco de las opiniones personales, tengo la plena seguridad que la del 2016 no fue ni será la última inundación que vamos a padecer los rivadavienses, y eso es por dos cosas, la primera es que, no solo no se hicieron las obras para sacar el agua, sino que se hicieron obras aguas arriba para meter agua más rápido que antes y la provincia de Buenos Aires lo permitió y lo permite. Y la segunda cosa es porque, como alegan los que denuncian ahora a los intendentes, aguas abajo no se hicieron las obras para resolver el problema.
Para resumir, nos vamos a volver a inundar y a nadie le importa. Como dijo una vez el ex Gobernador Felipe Solá: «Para sobrevivir en política hay que hacerse el boludo». Y eso les sale bárbaro.
